“Cuanto mayor es el obstáculo, mayor gloria hay en superarlo”
Molière
El camino al éxito incluye incomodarnos con actividades difíciles; que pueden causarnos pereza por el trabajo que requieren. Dado que muchas veces estamos acostumbrados a hacer las cosas y obtener resultados relativamente rápidos, no queremos tomar ese impulso extra que nuestro negocio necesita y nos estancamos en la rutina, en la falta de esfuerzo. Nos estancamos en la zona de confort.
La zona de confort puede entenderse como la etapa en la que nosotros y nuestras actividades se vuelven rutinarias, hasta el punto en que no representan ningún cambio sustancial para lograr nuestras metas.
Las personas que se encuentran acomodadas con sus vidas y lo que pasa a su alrededor temen asumir nuevos retos que sacudan su mundo así sea un poco. Para estas personas, las cosas pequeñas que les genere el más mínimo cansancio extra, será visto como catastrófico y poco conveniente; esto sucede debido a su falta de visión. Sus limitaciones no les permitirán ver el panorama y vivirán quejándose de no tener las oportunidades suficientes, porque piensan que el mundo deberá moverse a su alrededor y que todo llegará a ellos en algún momento porque ya hicieron lo que ellos consideran como “necesario”.
Salir de esta búrbuja, o no dejarse encerrar en ella, es importante ya que así nos permitiremos acercarnos a cosas que quizá creemos inalcanzables pero cuyo proceso y experiencia nos será más que útil.
Si hemos caído en esta zona de confort, podemos empezar a descubrir nuestro camino de salvación a partir de cosas relativamente sencillas que nos ayudarán ver la luz al final del túnel. Por ejemplo, que nuestro restaurante ofrezca servicio a domicilio.
Lo que siempre deberemos tener en cuenta es que no nos podemos quedar en un estado conformista, y que siempre nos mantengamos ocupados mejorando, fortaleciendo puntos débiles y arreglando fallas en el sistema.
Un primer paso para salir de nuestra zona de confort es identificar los aspectos que nos provocan preocupaciones, en qué estamos fallando, las cosas que repetimos y que nos sea posible cambiar, para elaborar un plan de acción que nos ayude a mejorar en dichas fallas. Con esto, especificaremos los objetivos que deberemos alcanzar, estableciendo tiempos de cumplimiento para así estar pendientes de no dejar tareas sin completar.
Si de verdad queremos salir del estancamiento en el que nos encontramos, tendremos que hacer uso de herramientas que o nunca pensamos en usar o que hemos dejado de lado; y atrevernos a incomodarnos las veces que hagan falta para mejorar cada día.
Salir de la zona de confort no es algo que sólo se verá reflejado en nuestra vida laboral, mas veremos resultados mucho más importantes en otros aspectos de nuestras vidas. Al aprender a enfrentar situaciones incómodas, también aprenderemos a ver las cosas desde nuevas perspectivas y en un futuro nos reíremos de ese pasado triste y aburrido.
¿Estás listo para abandonar tu zona de confort?